La parálisis facial traumática representa un desafío médico-quirúrgico que requiere un abordaje especializado y multidisciplinario. A diferencia de otras causas de parálisis facial, su origen mecánico demanda estrategias terapéuticas específicas y frecuentemente intervenciones quirúrgicas.
— Fracturas del hueso temporal
— Lesiones por impacto directo
— Trauma craneoencefálico severo
— Daño térmico durante cirugías
— Sección accidental del nervio
— Manipulación quirúrgica cercana al nervio
— Inflamación neural aguda
— Compresión del nervio facial
— Sección parcial del nervio
— Sección completa del nervio
— Lesión térmica neural
El diagnóstico requiere una evaluación sistemática.
— Antecedentes traumáticos
— Historial quirúrgico
— Cronología de síntomas
— Evaluación otológica completa
— Valoración de función facial
— Documentación de asimetría
— Tomografía computarizada de alta resolución
— Resonancia magnética con contraste
— Estudios de conducción nerviosa
— Electromiografía facial
El tratamiento se adapta según:
— Tipo de lesión
— Tiempo de evolución
— Estado del nervio
— Condición general del paciente
— Descompresión del nervio facial
— Anastomosis hipogloso-facial
— Técnicas de injerto neural
— Puentes nerviosos cruzados
— Colocación de pesa de oro palpebral
— Suspensión con tira tarsal
— Técnicas de soporte facial
— Transferencias musculares
— Injertos de fascia
— Técnicas de reanimación facial
— Otorrinolaringología
— Neurocirugía
— Cirugía Plástica
— Oftalmología
— Medicina de Rehabilitación
El momento óptimo varía según el tipo de lesión, pero generalmente la intervención temprana (dentro de las primeras semanas) ofrece mejores resultados en casos de sección completa.
El grado de recuperación depende de múltiples factores, incluyendo el tipo de lesión, tiempo transcurrido y técnica quirúrgica empleada. La recuperación parcial es más común que la total.
La rehabilitación es un proceso largo que puede extenderse de 6 meses a 2 años, dependiendo del procedimiento realizado y la respuesta individual.
Las técnicas modernas minimizan las cicatrices, utilizando abordajes naturales y ocultando las incisiones en pliegues faciales cuando es posible.
La reincorporación a actividades normales es gradual y debe seguir estrictamente las indicaciones del equipo quirúrgico.
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