La parálisis facial asociada a tumores representa un escenario clínico complejo que requiere un abordaje multidisciplinario especializado. Este tipo de parálisis se distingue por su origen neoplásico y demanda un manejo específico que prioriza el tratamiento del tumor subyacente.
Los tumores que pueden causar parálisis facial se clasifican según su localización.
— Colesteatoma
— Tumores glómicos
— Adenomas pleomorfos
— Tumores malignos parotídeos
— Lesiones infiltrativas
— Schwannomas del nervio facial
— Neurinomas del acústico
— Meningiomas del ángulo pontocerebeloso
— Meningiomas petroclivales
— Quistes dermoides
— Quistes epidermoides
La parálisis puede producirse por
— Compresión directa del nervio
— Desplazamiento anatómico
— Infiltración tumoral
— Inflamación secundaria
— Compromiso vascular
El diagnóstico requiere una evaluación exhaustiva.
— Historia clínica detallada
— Exploración neurológica completa
— Evaluación de pares craneales
— Resonancia magnética con contraste
— Tomografía computarizada de alta resolución
— Angiografía en casos seleccionados
— Electromiografía facial
— Potenciales evocados
— Estudios de conducción nerviosa
El tratamiento requiere la participación coordinada de:
— Neurocirugía
— Otorrinolaringología
— Cirugía Plástica y Reconstructiva
— Neurología
— Oncología
— Medicina de Rehabilitación
El tratamiento sigue una secuencia específica:
— Abordaje del tumor primario
— Preservación neural cuando sea posible
— Control oncológico
— Evaluación de integridad neural
— Técnicas de reparación nerviosa
— Procedimientos de reanimación facial
— Terapia física especializada
— Ejercicios de reeducación muscular
— Manejo de secuelas
No necesariamente. La recuperación dependerá del grado de afectación del nervio y la necesidad de resección durante la cirugía tumoral.
El tratamiento puede extenderse varios meses o años, incluyendo la cirugía inicial, reconstrucción y rehabilitación.
Sí, especialmente en casos donde el nervio debe ser sacrificado durante la resección tumoral, aunque existen opciones reconstructivas.
Frecuentemente, se requieren varias intervenciones, primero para el tumor y posteriormente para la reconstrucción facial.
La rehabilitación se inicia tan pronto como el equipo quirúrgico lo autorice, generalmente después de la cicatrización inicial.
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